Primera imagen coronada canónicamente en el Perú
La imponente imagen de Nuestra Señora de la Merced, expuesta en su altar mayor, es muy antigua y de muy bella factura. Data del tiempo de la inauguración de la iglesia a comienzos del siglo XVII. Fue jurada patrona de los campos de Lima por el Cabildo el 20 de setiembre de 1730, proclamada Patrona de las Armas de la República por el Congreso Nacional de 1823 y coronada canónicamente en 1921.
Desde antaño se le reconoce su especial protección a la capital, como lo consigna un Acta del Cabildo limeño: “También recibió esta ciudad el beneficio de esta Divina Señora por el mes de julio del año 1615, en que intentaron invadir el presidio del Callao once navíos corsarios holandeses, en que hallándose sin defensa, invocaron su patrocinio y acudió prontamente su clemencia al socorro de este trabajo, apareciéndose acompañada de numerosos ángeles, vestida con el sagrado hábito de su Orden y mirando con semblante benigno a la ciudad la protegió extendiendo su piadoso manto y arrojó del puerto a los enemigos…”.

Altar Mayor de la Basílica de La Merced en Lima
La imponente imagen de Nuestra Señora de la Merced, expuesta en su altar mayor, es muy antigua y de muy bella factura. Data del tiempo de la inauguración de la iglesia a comienzos del siglo XVII. Fue jurada patrona de los campos de Lima por el Cabildo el 20 de setiembre de 1730, proclamada Patrona de las Armas de la República por el Congreso Nacional de 1823 y coronada canónicamente en 1921.
Desde antaño se le reconoce su especial protección a la capital, como lo consigna un Acta del Cabildo limeño: “También recibió esta ciudad el beneficio de esta Divina Señora por el mes de julio del año 1615, en que intentaron invadir el presidio del Callao once navíos corsarios holandeses, en que hallándose sin defensa, invocaron su patrocinio y acudió prontamente su clemencia al socorro de este trabajo, apareciéndose acompañada de numerosos ángeles, vestida con el sagrado hábito de su Orden y mirando con semblante benigno a la ciudad la protegió extendiendo su piadoso manto y arrojó del puerto a los enemigos…”.

Altar Mayor de la Basílica de La Merced en Lima