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VIRGEN DE LAS MERCEDES: Extensión de su culto en América

Extensión de su culto en el Nuevo Mundo
Los Padres Mercedarios llegaron al Perú junto con los primeros conquistadores, y con ellos la devoción a la Virgen de las Mercedes, que rápidamente se extendería por el vasto Virreinato. De ello nos da cuenta el historiador jesuita, P. Rubén Vargas Ugarte: “Fruto del celo de los mercedarios fue la difusión del culto a la Virgen titular, algunas de cuyas imágenes, como las de Lima, Quito, Pasto, Piura, Chachapoyas, Portobelo, Ica, Tucumán y Caracas, vinieron a ser muy populares y veneradas”.
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Fray Miguel de Orenes, quien fundara en 1535 el convento de Lima, trajo la primera imagen de la Virgen de la Merced que se veneró en esta ciudad. El P. Luis Vera en su Memorial de la fundación y progreso de la Orden de Nuestra Señora de la Merced de la Provincia de Lima (1637) señala que ya esta imagen obró estupendos milagros entre los conquistadores y primeros pobladores de la ciudad.
La primitiva ermita mercedaria, un oratorio pequeño y de pobres materiales, fue sustituida por el magnífico templo levantado durante el gobierno del Marqués de Montesclaros (1608-1615) y que hasta hoy contemplamos, a pesar de la furia de los temblores y los saqueos de los piratas. En tiempos recientes la Santa Sede ha elevado la iglesia al rango de Basílica Menor.

En su interior alberga grandes joyas del arte y de la piedad cristiana, entre las que destacan El Cristo de la Conquista, una conmovedora imagen de la Virgen Dolorosa, los restos mortales del Venerable P. Urraca y su famosa Cruz que tanto excita la devoción popular, y otras. Lamentablemente, en años recientes ha desaparecido la preciosísima reliquia de la Sagrada Espina guardada en la Basílica.