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ORACIÓN: 6 oraciones a la santa peruana


Gloriosa Santa Rosa de Lima,
tú que supiste lo que es amar
a Jesús con un corazón tan fino
y generoso enséñanos tus grandes
virtudes para que, siguiendo tu ejemplo,
podamos gozar de tu protección
en la tierra y de tu compañía en el cielo.
Amén


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Santa bonita,
Patrona de esta tierra,
asiste a los pueblos dolidos
que su hora esperan.
Si pido una gracia
confiado en tu poder,
como lluvia bendita
apaga mí sed.



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Bendita y amada del Señor, y gloriosa Santa Rosa,
por aquella felicidad que recibiste de poder uniros a Dios
y prepararos para una santa muerte, alcánzame
de su divina Majestad la gracia de que purificando
mi conciencia, con los sufrimientos de la enfermedad
y con la confesión de mis pecados, merezca disponer
mi alma, confortarla con el viático santísimo del cuerpo
de Jesucristo a fin de asegurar el trance terrible de la muerte, y poder volar por ello o la eterna bienaventuranza de la gloria. Así sea.


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Gloriosa Santa Rosa de Lima, tú que supiste
lo que es amar a Jesús con un corazón tan fino
y generoso. Que despreciaste las vanidades
del mundo para abrazarte a su cruz desde
tu más tierna infancia. Que amaste con filial
devoción a nuestra Madre del Cielo y profesaste
una gran ternura y dedicación a los más
desvalidos, sirviéndoles como el mismo Jesús.
Enséñanos a imitar tus grandes virtudes para que,
siguiendo tu ejemplo, podamos gozar de tu gloriosa protección en el Cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo,
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.



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Señor, Dios nuestro,
Tú has querido que Santa Rosa
se consagre totalmente a ti,
por su amor virginal,
y por su penitencia de amor.
Haz que guiados por el ejemplo de su caridad,
seamos fecundos en el servicio de amor al prójimo,
como buenos testigos del amor de Cristo.
Guiados por el ejemplo de Santa Rosa,
fortalece Padre, nuestro amor a ti
y a nuestros hermanos,
junto a quienes queremos alabarte y bendecirte,
por los siglos de los siglos.
Amén.

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Santa Rosa, “Rosa y Reina del Perú”,
encendida en el amor a Dios y a la fe,
te apartaste del mundo y te entregaste
a Cristo en medio de admirables penitencias.
Quisiste ser apóstol y llevar a todos los hombres
hacia Jesús. Para ello renunciaste a tu hermosura
y a tus atractivos humanos, mortificando tu cuerpo…
Alcánzanos el camino de la verdadera vida
para que lleguemos a gozar un día de los bienes eternos.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.