¿Qué es la Eucaristía?
(Breve resumen en 6 párrafos)
La
Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino
en su Sangre que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de
Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús real y personalmente
presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra. Por la fe
creemos que la presencia de Jesús en la Hostia y el vino no es sólo
simbólica sino real; esto se llama el misterio de la transubstanciación
ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidente—forma, color, sabor, etc.— permanecen iguales.
La
institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual
que celebró con sus discípulos y los cuatro relatos coinciden en lo
esencial, en todos ellos la consagración del pan precede a la del cáliz;
aunque debemos recordar, que en la realidad histórica, la celebración
de la Eucaristía ( Fracción del Pan ) comenzó en la Iglesia primitiva
antes de la redacción de los Evangelios.
Los signos esenciales del
sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales
es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia
las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última Cena:
“Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros… Este es el cáliz de mi
Sangre…”
Encuentro con Jesús amor
Encuentro con Jesús amor
Necesariamente el
encuentro con Cristo Eucaristía es una experiencia personal e íntima, y
que supone el encuentro pleno de dos que se aman. Es por tanto imposible
generalizar acerca de ellos. Porque sólo Dios conoce los corazones de
los hombres. Sin embargo sí debemos traslucir en nuestra vida, la
trascendencia del encuentro íntimo con el Amor. Resulta lógico pensar
que quien recibe esta Gracia, está en mayor capacidad de amar y de
servir al hermano y que además alimentado con el Pan de Vida debe estar
más fortalecido para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento,
para contagiar su fe y su esperanza. En fin para llevar a feliz término
la misión, la vocación, que el Señor le otorgue.
Si
apreciáramos de veras la Presencia real de Cristo en el sagrario, nunca
lo encontraríamos solo, únicamente acompañado de la lámpara Eucarística
encendida, el Señor hoy nos dice a todos y a cada uno, lo mismo que les
dijo a los Apóstoles “Con ansias he deseado comer esta Pascua con
vosotros ” Lc.22,15. El Señor nos espera con ansias para dársenos como
alimento; ¿somos conscientes de ello, de que el Señor nos espera el
Sagrario, con la mesa celestial servida? Y nosotros ¿ por qué lo dejamos
esperando? O es que acaso, ¿ cuando viene alguien de visita a nuestra
casa, lo dejamos sólo en la sala y nos vamos a ocupar de nuestras cosas?
Eso
exactamente es lo que hacemos en nuestro apostolado, cuando nos
llenamos de actividades y nos descuidamos en la oración delante del
Señor, que nos espera en el Sagrario, preso porque nos “amó hasta el
extremo” y resulta que, por quien se hizo el mundo y todo lo que
contiene (nosotros incluidos) se encuentra allí, oculto a los ojos, pero
increíblemente luminoso y poderoso para saciar todas nuestras
necesidades.